Nuestra historia
La historia detrás de Planchaito
El sueño de unos hermanos por regalarle a su madre una vida mejor
En nuestra casa siempre hemos visto a mi madre dejarse la piel, y no es una forma de hablar. Entre el frío de la carnicería y el calor sofocante de la fábrica de productos de higiene, ha pasado años trabajando duro por nosotros, sus hijos, mientras llevaba la casa adelante junto con mi padre.
Ella siempre ha tenido ese humor andaluz que te saca una sonrisa incluso cuando la espalda le pide descanso y las manos duelen de cortar carne o cargar y empaquetar colonias y jabones. Más de una vez, entre bromas, me decía: "Yo lo que quiero es estar tranquila, que tú termines tu carrera… y yo trabajo para ti, haciéndote de comer" 😅.
Yo siempre le respondía que no, que tenía que cambiar su visión. Le decía que ella es graciosa, que tiene buenas ideas y que podría dedicarse a otras cosas. Que no todo en la vida es trabajar como un burro hasta jubilarse, que ya tocaba cambiar un poco. Pero ella siempre contestaba que ya tenía una edad, que no estaba para “inventos”, y que con aguantar los 10 años que le quedaban hasta la jubilación, le bastaba.
Por eso nació Planchaito. Si esto sale bien, ya no tendrá excusa. Lo tendrá todo montado: solo tendrá que seguir los 4 pasos que yo le diga para enviar los pedidos, mientras mi hermana y yo nos encargamos del resto.
Aquí no solo vendemos un producto que mantiene tu camisa impecable en cualquier viaje, vendemos también un sueño: el de ver a mi madre trabajar desde casa, a su ritmo, con un café en la mano, sonriendo y gestionando su propio negocio, sin tener que madrugar para ir a la fábrica ni cargar cajas más grandes que ella.
Este proyecto no es solo nuestro, es suyo. Y cada pedido que recibimos es un paso más hacia ese objetivo. Así que, si alguna vez compras en Planchaito, que sepas que no solo estás recibiendo un estuche para camisas… estás ayudando a que una madre andaluza cambie la bata de carnicera y el uniforme de fábrica por un trabajo hecho con amor, orgullo y, como no, con su salero de siempre.